***
Ya la pupila cansada
se queja en tono impaciente
que está borrosa la lente
de una lupa desdichada.
Y aún la letra emborronada
media luego en la cuestión
culpando a la imprecisión
del artefacto maldito.
¡Y al pobre cristal contrito
ni el pulso otorga razón! ...
(Horace)
***
Moraleja: Tendemos a culpar a los demás de nuestros propios defectos
Ya la pupila cansada
se queja en tono impaciente
que está borrosa la lente
de una lupa desdichada.
Y aún la letra emborronada
media luego en la cuestión
culpando a la imprecisión
del artefacto maldito.
¡Y al pobre cristal contrito
ni el pulso otorga razón! ...
(Horace)
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Moraleja: Tendemos a culpar a los demás de nuestros propios defectos
¡Qué razón tienes, Horace! Debemos aprender a meditar sobre nuestros propios defectos.
ResponderEliminarMe alegra verte de nuevo.
Un abrazo.